El microbioma intestinal desempeña un papel crucial en muchas funciones corporales, como la digestión, la respuesta inmunitaria e incluso la salud mental. A menudo se le llama el “segundo cerebro” del cuerpo por su influencia en el estado de ánimo y la cognición a través del eje intestino-cerebro. Aunque albergamos un número increíble de microorganismos, el equilibrio entre aquellos que son beneficiosos y los perjudiciales es clave. Un microbioma intestinal sano favorece el bienestar general, mientras que un desequilibrio puede provocar problemas de salud como infecciones, problemas digestivos o enfermedades crónicas. Mantener este equilibrio a través de la dieta, los probióticos y el estilo de vida es esencial para la salud a largo plazo.
El eje intestino-cerebro es la forma en que el intestino y el cerebro se envían mensajes. Aunque el intestino y el cerebro parezcan muy alejados y realicen funciones muy diferentes, están constantemente “hablando” para ayudar a mantener el equilibrio del organismo. Esta conexión se produce a través de nervios, hormonas y sustancias químicas producidas por el intestino.
¡Tengo un presentimiento! Tu microbioma puede ser el secreto del bienestar
¿Cómo funciona?
Nervios: Una de las principales vías de comunicación entre el intestino y el cerebro es un gran nervio llamado nervio vago. Actúa como línea telefónica directa entre el estómago y el cerebro. Por ejemplo, cuando comes, el intestino envía una señal a través de este nervio para indicar al cerebro que estás lleno.
Hormonas: Las hormonas producidas en el intestino, como la ghrelina (que provoca sensación de hambre) y la leptina (que provoca sensación de saciedad), también se comunican con el cerebro y controlan el apetito y los niveles de energía.
Microbioma intestinal: Estos diminutos organismos intervienen en la comunicación, por ejemplo, produciendo sustancias químicas como la serotonina (que afecta al estado de ánimo y la digestión) que influyen en cómo te sientes e incluso en cómo funciona tu cerebro.
El eje intestino-cerebro puede afectar al estado de ánimo, los niveles de estrés e incluso el modo en que el cuerpo gestiona los alimentos. Los problemas en esta conexión pueden contribuir a problemas de salud mental como la ansiedad y la depresión, o digestivos como el síndrome del intestino irritable. Mantener sanos el intestino y el cerebro es fundamental para el bienestar general.
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